martes, 13 de junio de 2017

Camariñas, Camariñas que me vas camariñando

Tengo que reconocer que fue mi abuelo materno quien me contagió el cariño por las tierras camariñanas y más concretamente por Ponte do Porto, lugar que el frecuentaba por lazos familiares.














Desde hace muchos años Camariñas es uno de mis lugares preferidos para pasear y desconectar. Siempre que voy descubro un lugar nuevo y nunca deja de sorprenderme, hay infinidad de caminos para perderse.
Puedes disfrutar de playas salvajes, calas escondidas, montes de arena blanca, inventarte rutas por el monte y disfrutar de todo lo que nos ofrece la naturaleza.








Aunque a mí me encantan estas tierras, tengo que reconocer que no a todo el mundo le gustan. Una vez hablando con una compañera de trabajo del País Vasco, me decía que a ella no le gustaba, que estaba todo como abandonado, perdido,.. en cambio para mí es ahí donde radica su encanto.


Adoro los sitios tranquilos y en los que aún se puede disfrutar de paisajes maravillosos sin el bullicio de turistas y tiendas de souvenirs.
Es cierto que en los últimos años la zona se está promocionando y dando a conocer con rutas como “o camiño dos faros”, la “mostra do encaixe”,.. y aunque a toda “ A costa da morte” le vendría muy bien el impulso económico del turismo, también perdería parte de su encanto y de su tranquilidad.
Yo espero seguir perdiéndome por rutas inventadas desde Traba a Camelle, caminos escondidos de Arou a Santa Mariña, vistas infinitas de aguas tormentosas y molinos abandonados en aguas del Río Porto.




 “O pasar por Camariñas, por Camariñas pasei cantando ”
        


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