martes, 27 de octubre de 2015

Un poco de O Courel- Ruta de Mercurín





El Otoño es una de mis estaciones preferidas, no solo porque ofrece multitud de posibilidades como recoger manzanas, castañas o nueces; sino por la diversidad de colores que ofrece el paisaje.


Mi última ruta fue por O Courel, sin duda un lugar que no debemos dejar de visitar en esta época del año, ya que lo que podemos encontrarnos siempre nos sorprende.



Es imposible describir con palabras todo lo que nos rodea, desde el olor a naturaleza profunda hasta la variedad de colores que inundan nuestra retina.



La ruta de Mercurín es una ruta corta, como mucho dos horas caminando despacio; pero no por ello es una ruta fácil. Transcurre en pendiente todo el tramo y  el camino es pedregoso y con precipicio por el lado izquierdo. Aunque no reviste peligro si se es responsable, sí aconsejo llevar bastón, agua y caminar con cuidado para no torcerse un tobillo. Es una zona muy aislada, por lo que en caso de accidente, no sería una zona de fácil acceso ni con helicóptero debido a los árboles. De todas formas como nunca se suele pensar en eso, cada aventurero asume su propio riesgo.



Según vamos subiendo nos encontramos rodeados de verdes cálidos y grises plateados que envuelven los árboles que rodean el camino. Aromas diferentes impregnan nuestra nariz y el aire cada vez más puro limpia nuestros pulmones.
Estamos rodeados de simple pureza y al mismo tiempo de algo único y casi inexistente en nuestra vida diaria.


Los amantes de la naturaleza pueden disfrutar de todo tipo de experiencias, desde amplias vistas hasta diversidad de especies de fauna y flora.







Yo hice la ruta a las cuatro y si contamos que a las siete ya empieza a anochecer, el tiempo se queda un poco justo, así que es recomendable hacerla de mañana.
Después de ascender por una zona pedregosa, llegamos a una pendiente donde el gris plata deja paso a los ocres y a los amarillos de intensidad dorada.


Castaños centenarios dibujan en el suelo interminables alfombras de hojas secas, mientras los erizos de marrón más intenso se camuflan con el paisaje ocultando bajo sus púas grandes castañas.
Los troncos de figuras imposibles elevan sus ramas hacia el infinito y el cielo desaparece bajo un manto dorado que da a la zona una  luz cálida.





Es imposible describir con palabras tanta belleza de la naturaleza, así que lo mejor es sentirla, disfrutarla y dejarse impregnar por un lugar único y diferente, que por suerte está en nuestra tierra.
 
P.D.: Cuando regresábamos en coche, mi amiga vió unas vacas pastando y dijo: " me gustaría ser vaca de O Courel por unos días" y....deseo concedido aquí tenemos a mi amiga convertida en auténtica rubia gallega por unos días jaja.






No hay comentarios:

Publicar un comentario

COMENTARIOS