miércoles, 28 de octubre de 2015

O Cebreiro, conservando lo tradicional

Lo cierto es que no me gustan los lugares que están muy orientados al turismo, prefiero entornos casi salvajes y poco transitados; pero tengo que reconocer que O Cebreiro tiene su encanto. 



Aunque es un pueblecito que vive prácticamente del turismo, la mezcla entre lo tradicional y lo moderno se ha hecho con clase en esta aldea de montaña.

Es un lugar totalmente restaurado y a pesar de eso ha sabido conservar su encanto, conviven en perfecta armonía las construcciones basadas en lo tradicional y otras más modernas.
La piedra sigue predominando todo el entorno, pero los tejados de paja de centeno conviven con los de pizarra y las ventanas de madera han dado paso a las de aluminio imitando el color de las anteriores; aún así  lo moderno no desentona con lo antiguo.




 Sin duda, un lugar peculiar donde las pallozas de influencia celta prerromana han llegado a nuestros días y seguirán dando la bienvenida a todos los que se adentran en esas montañas de aires gélidos y vistas infinitas.


 Lo mejor de esto es ver que los vecinos se han esforzado por cuidar su patrimonio y hacer de ello un medio de vida. Resulta agradable ver todo  cuidado y conservado, cosa que no ocurre siempre en la Galicia rural. Todos deberíamos de tomar ejemplo.

 " Caminante no hay camino, se hace el camino al andar".





martes, 27 de octubre de 2015

Un poco de O Courel- Ruta de Mercurín





El Otoño es una de mis estaciones preferidas, no solo porque ofrece multitud de posibilidades como recoger manzanas, castañas o nueces; sino por la diversidad de colores que ofrece el paisaje.


Mi última ruta fue por O Courel, sin duda un lugar que no debemos dejar de visitar en esta época del año, ya que lo que podemos encontrarnos siempre nos sorprende.



Es imposible describir con palabras todo lo que nos rodea, desde el olor a naturaleza profunda hasta la variedad de colores que inundan nuestra retina.



La ruta de Mercurín es una ruta corta, como mucho dos horas caminando despacio; pero no por ello es una ruta fácil. Transcurre en pendiente todo el tramo y  el camino es pedregoso y con precipicio por el lado izquierdo. Aunque no reviste peligro si se es responsable, sí aconsejo llevar bastón, agua y caminar con cuidado para no torcerse un tobillo. Es una zona muy aislada, por lo que en caso de accidente, no sería una zona de fácil acceso ni con helicóptero debido a los árboles. De todas formas como nunca se suele pensar en eso, cada aventurero asume su propio riesgo.



Según vamos subiendo nos encontramos rodeados de verdes cálidos y grises plateados que envuelven los árboles que rodean el camino. Aromas diferentes impregnan nuestra nariz y el aire cada vez más puro limpia nuestros pulmones.
Estamos rodeados de simple pureza y al mismo tiempo de algo único y casi inexistente en nuestra vida diaria.


Los amantes de la naturaleza pueden disfrutar de todo tipo de experiencias, desde amplias vistas hasta diversidad de especies de fauna y flora.







Yo hice la ruta a las cuatro y si contamos que a las siete ya empieza a anochecer, el tiempo se queda un poco justo, así que es recomendable hacerla de mañana.
Después de ascender por una zona pedregosa, llegamos a una pendiente donde el gris plata deja paso a los ocres y a los amarillos de intensidad dorada.


Castaños centenarios dibujan en el suelo interminables alfombras de hojas secas, mientras los erizos de marrón más intenso se camuflan con el paisaje ocultando bajo sus púas grandes castañas.
Los troncos de figuras imposibles elevan sus ramas hacia el infinito y el cielo desaparece bajo un manto dorado que da a la zona una  luz cálida.





Es imposible describir con palabras tanta belleza de la naturaleza, así que lo mejor es sentirla, disfrutarla y dejarse impregnar por un lugar único y diferente, que por suerte está en nuestra tierra.
 
P.D.: Cuando regresábamos en coche, mi amiga vió unas vacas pastando y dijo: " me gustaría ser vaca de O Courel por unos días" y....deseo concedido aquí tenemos a mi amiga convertida en auténtica rubia gallega por unos días jaja.






domingo, 11 de octubre de 2015

Ser del Norte



Ser del Norte implica amar el verde, disfrutar  las distintas tonalidades del azul del mar, sentir el agobio de la lluvia y la nostalgia del “orballo”, desear la luz del sol a cada instante y una vez conseguida añorar la humedad.
Ser gallego es más de lo mismo pero con un sentimiento más arraigado: sentir la tierra como algo único y especial, desear viajar por el mundo pero volver siempre a casa; tener buen apetito para degustar cualquier plato pero sin olvidar el sabor de lo nuestro y la calidad de los productos con “denominación de orixe”.
Valorar la piedra como algo esencial en nuestro paisaje, perdernos en la niebla en busca de historias imposibles, entender un humor arcaico que habla de nuestro pueblo y que nadie más entiende son algunas de las características de nuestra esencia, de eso que nos hace únicos y tener un arraigo especial a Galicia que solo los que tienen “morriña” pueden sentirlo.
El post de hoy es una mezcla de rincones que siempre me dan ganas de volver.

Mirador en Neda desde el que se puede observar Ferrol.
Castillo de Moeche, algo aislado, pero con pequeño encanto y casi un desconocido.


Cabo Ortegal, sin duda un lugar único, con toda la esencia de lo nuestro y lleno de miles de rincones por descubrir.







Continuará.....chica del norte en apuros varios???jaja