El poder de la Charca do Alligal

Nunca había oído hablar de la Charca do Alligal de Codesido hasta que unos amigos nos invitaron a pasar el domingo con ellos en la zona de Villalba.

El motivo de la visita a la famosa charca era por sus supuestas propiedades curativas para las enfermedades de la piel ( psoriasis, dermatitis..) y  también para las reumáticas.

Para llegar hasta allí salimos de la autovía en Villaba y cogimos la nacional en dirección a Ferrol, a unos ocho quilómetros nos desviamos a la izquierda y a poco más de un quilómetro ya llegamos a las famosas aguas.

El sitio en si no es nada especial, la finca sobre la que se sitúa la charca fue donada por su propietario a la parroquia de Codesido y más tarde Manuel Fraga hizo un donativo para que la acondicionasen un poco. Según nos comentaron hubo varios interesados en hacerse con esa propiedad para aprovechar  económicamente el uso de las aguas, pero al final permaneció la propiedad de los vecinos y también la gratuidad del acceso a las mismas. A unos metros se ha construido recientemente un hotel spa de cuatro estrellas y aunque se comenta que también habría intentado hacerse con la propiedad al final ofrece sus servicios de forma independiente a  la charca.

 

 

 

Sobre las propiedades curativas de la charca me reservo mi opinión, la gente que había allí decía que llevaba años acudiendo y que le iba bien, a mi amiga también parece que le dejó mejor la psoriasis después de meter allí los pies. Pero me he estado informando y hay quien cree en las propiedades milagrosas de las aguas y quien las rechaza, así que supongo que será cuestión de cada uno creer o no creer.

 



Lo que sí dicen las analíticas es que tiene propiedades minerales ( que no medicinales) que provienen de las burbujas que salen de la arena del fondo de la misma y que provocan que tenga una temperatura de unos veinte grados todo el año.

 

 

La charca debe de medir unos treinta metros de diámetro y te puedes bañar en pleno invierno al aire libre a una temperatura templada. Además hay una fuente en la que mucha gente llena botellas de agua para llevar. He leído que no es potable pero allí había gente que decía que la bebía, algo a lo que yo no me atrevo. Lo que sí puedo confirmar es que me lavé las manos en la fuente y que notas que el agua tiene un tacto distinto a la que usas normalmente y que después te deja la piel suave como si hubieras usado una crema hidratante.

Mi amiga dijo que iba a volver más veces para tratar su psoriasis, así que ya veremos como evoluciona y si realmente funciona ya os lo diré más adelante.